
PEDRO GONZALEZ / LOS BRANDIS
El samurai / Life’s song
Los discos de rumba han sido una fuente habitual de sampleo entre los productores locales. Con sus palmas, sus bongos y el ventilador, el ritmo frenético estuvo asegurado para quienes perseguían nuevos beats entre los surcos de los vinilos que alegraron las pistas de baile en la España de la pre-transición. Pero ¿quién iba a sospechar que el santo grial del funk hispano se iba a camuflar en un EP de serie Z, ilustrado con bailaoras y firmado por un tal Pedro González? La probable cara de decepción del completista que añadió este artefacto a su colección de flamenco cuando puso por primera vez la aguja sobre “El Samurai” debió ser inversamente proporcional a la inmensa alegría de quien, sin sospecharlo, confirmó que tenía entre sus manos la base rítmica más contundente y contagiosa descubierta en los últimos años entre la discografía más oscura de nuestro país.
Suenan los primeros compases y no podemos resistirnos a mover la cabeza como si los altavoces estuvieran escupiendo unos beats firmados por el mismísimo Dr. Dre. Ese diálogo entre la línea de bajo y la batería juguetona está suplicando convertirse en loop y transformar en éxito las rimas de un rapero con suficiente talento para merecer semejante respaldo rítmico. Y cuando el resto de instrumentos se incorporan a la ecuación, es fácil soñar con que fueron grabados por una banda etíope perdida entre las calles del Sacromonte…
No se engañen. Si se cruzan con un disco firmado por Los Brandis con María Nevada, no esperen encontrar funk profundo ni cálidos instrumentales de jazz bailable. Lo suyo era el pop ligero y las melodías verbeneras. Pero, apareciendo como un espejismo musical en medio de un árido paisaje de grabaciones gratamente olvidables, uno de los cortes de su EP de 1974 nos aclara que detrás de ese repertorio comercial había también un cierto talento y, sobre todo, ganas de experimentar con ritmos y formas probablemente aprendidos a través de discos de artistas internacionales.